Wednesday, May 23, 2007

Mexico DF

lunes 16 de abril del 2007

Queridos todas y todos,


Aquí de viaje por México. Para los y las que no sabían, pues la excusa de este viaje es que mi amiga Roxana tenía que venir a trabajar a Oaxaca, y yo pensé que la verdad es que tenía mil años de querer volver. Así es que me vine primero a turistear un poco y la semana entrante me iré a Oaxaca con ella.

El vuelo bien, temprano. Al llegar al DF, por no poner mucha atención y porque no se me ocurrió que existiera, pues en el aeropuerto me metí en una sala de migración para personas procedentes de Asia, NorteAmérica y Europa. Espaciosa, como con 24 puestos de atención, con mujeres jóvenes en uniforme atendiendo y ayudando. Bueno, pues me devolvieron y me contaron que tenía que ir a una sala de migración para América Latina y el Caribe: sin aire acondicionado, con solo 10 puestos, sin ayuda, con colas que se salían al pasillo, como de tercer mundo!!!

Como llegué temprano decidí usar el metro y como estaba cerrado el puesto de información por ser domingo (seguro no viajamos los turistas ese día), pues un muchacho joven me dio las instrucciones. El metro cuesta 2 pesos (como $0.2 o sea como 100 colones)(como pueden imaginarse, casi gratis) vs el taxi que cuesta como 160 pesos o algo así. Bueno, todo bien, entré, escogí la menor ruta según yo con solo tres cambios de metro y como era domingo no estaba tan lleno, y cuando estaba en el segundo tramo, se terminó la vía porque estaba en reparación. Ahí los policías del metro todos simpáticos me dijeron que podía devolverme o si no usar el sistema de trasbordo a bus gratis y luego pagar para volver a entrar. Como me estaba sintiendo millonaria, decidí darme el lujo de volver a pagar los 2 pesos. No acaté que el bus iba a estar llenísimo. Me empujé, entré y en eso oí a alguien que decía que la petaca estaba afuera. Hice un esfuerzo y me acordé de mi mexicano y acaté que de lo que hablaban era de mi mochila, que se había quedado afuera, prensada por la puerta del bus. Ahí todo el mundo ayudó y entré un poco más. Resto del viaje sin problemas y como el bus me dejó cerca del mercado, pues de camino compré unos duraznos de película.

En el metro, se montan personas, hombres y mujeres, con unos equipos de sonido poderosísimos y con un volumen muy alto. Yo creí que iban a pedir plata para bajar el volumen, pero no. Resulta que venden CD´s. Encontré muchos hombres jóvenes con el pelo corto, corto, como cepillo y luego llenos de gomina o algo así y parado como puerco espín, muy parecidos a los ticos. Me acordé de mi primer viaje a México, en 1972, cuando no entendía esa moda de corte de pelo hasta que acaté que eran los jóvenes que hacían el servicio militar y que como en CR no había, no sabía que ese era el corte de pelo requerido.

Ayer, luego de llegar al hotel, me fui a la Catedral y Zócalo. El Zócalo estaba lleno de personajes, como siempre. Esta vez me impresionó mucho que había muchas personas con pinta muy occidental vestida como “indígenas” no sé ni de dónde, bailando lo que me imagino que sería indígena también.



Luego, por ser domingo, el templo mayor y el museo eran gratis y disfruté mil recorriéndolos. No los conocía. Posiblemente en viajes anteriores (1972, 1976 y 1991) no estaba tan adelantada la excavación y la apertura al público.


Hoy lunes me fui a Teotihacán. También quería volver a ver las pirámides. Había ido antes acompañada y ahora necesitaba hacerlo sola. Preciosas e igual de impresionantes y enormes. Había un hombre mexicano guía de europeos, al que le hice una pregunta, se sintió compinche mío y me contestó muy amablemente. Luego me dijo: "y todavía dicen que éramos primitivos". Me ha hecho pensar mucho, como que es parecido al libro Guns, Germs and Steel, donde el autor investiga sobre qué hizo que no nos desarrolláramos hacia donde fueron los europeos... En México está bien claro el efecto de la viruela.


Me he vuelto a acordar de mi enamoramiento por México, primera ciudad grande del tercer mundo que conocí. Me impresionó y me sigue impresionando. Se parece a otras... aun de Asia, con su gente, movimiento, etc. pero tiene la ventaja que entiendo lo que dicen. Por ejemplo, hoy en el bus había un anuncio que decía: "usted que siempre quiso vivir como una Barbie, ahora puede". Me imagino que en los otros lado es igual de tonto, pero como no lo entiendo!

Un abrazo y no estoy segura de qué tan a menudo escribiré pero ahí voy, tratando de compartir con todas y todos. Un gran abrazo. Silvia

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